2009-04-08
Sepelio de la Mensajera ( I )
Cuando la gente se atrevía a observar el silencio de Sanguínea, era como presenciar a Dios trazar los más bellos trazos con finos pinceles. Su aspecto externo era etéreo y traslúcido. Frágil, delgada, senos floreciendo y caderas pronunciadas. Sus pasos sigilosos aludían una caminata hacia el cielo. Sus cabellos tersos cambiaban de color mientras caminaba; a veces escarlatas, a veces azules, casi siempre oscuros como la noche. Su cara ovalada de piel blanca como la muerte, irisada por el sol. Sus ojos eran como dos fanales marrones, brillantes y hermosos, que alumbraban ánimas con su furtiva, taciturna mirada. Sus labios prominentes y finos, llenos de sangre hirviente. Su sonrisa críptica y cándida era un obsequio que pocos tenían el privilegio de vislumbrar...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario