2008-02-10

неизвестно

Aquella persona moviéndose sigilosa entre los divanes del acervo, os ve de reojo y finge deseo; chasquea las espuelas de su tiempo pródigo. Adentrándose gradualmente entre velos de letras él espera a que el verbo se digne a brindarle mandato. Levanta su mano con ademán flemático y se acomoda la hebra delgada que tiene por cabello haciendo que los embajadores de la mañana brillen en su mollera, voltea apáticamente; os dice: "¿qué coño estáis mirando?", y os extiende la mano.

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