2011-01-14

Hasta reverte

Como una tentativa de un futuro cercano, llegaré a escasos minutos de que cruces el umbral de cristal. Asistirán los rostros de la tierra y la semilla de las cuales naciste. También estarán tus hermanos, frutos del árbol de tu estirpe, y justo cuando te encamines adonde metálicas aves esperan con batir de alas de fuego, invocaré tu nombre, eunónimo y esquivo.

Allá te espera la semilla y los dioses de una raza bronceada.

A resanar tus luengas raíces en el mismísimo ombligo de la luna.

A contemplarte en las espectrales aguas del Texcoco.

A orear tu piel y apilar tus huesos en tu primera cuna
Y ojalá regreses recién nacida…

¡Llévate mis manos! te diré, para que tengas la fuerza suficiente para ahogar allí al niño bastardo que vive en tu corazón. Y quizá te sorprenda tal petición y mi triste silueta estirando sus brazos hacia a ti. Sólo procuraré, en ese momento, verte a los ojos, universos esféricos, y así quizás entiendas que era inevitable que hiciese esto porque algo recóndito e innombrable se me va contigo. Y te he de estrechar como si quisiese resguardarte en mi pecho y después besar tu frente para dejar mi impronta en ti.

Si a tu partida nada hice entonces ten por seguro que esto es exactamente lo que habría hecho.

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