Es una pena que un ser humano adjudique su integridad al maquillaje, un traje o cualquier otra prenda, ya que así uno termina enamorándose de la ropa no del individuo. Más que nada, digo que es una pena porque resulta que cuando uno se desnuda y está por hacer el amor ya sólo quedan carne y huesos en donde alguna vez hubo una persona.
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