2009-10-04

L'essence de l'absence

Dormís en el lecho de una sombra, dais la espalda al deseo que labios toca, pues no sabéis si esa sombra en el espejo de sus días es un párvulo o una infanta; si es retoño de la luna o sirena invernal. Veis que ahora se acerca a ti fallándole los sentidos…

Velo, ciego; soga, manco. Ya con lerdo olfato, con inmaduro oído, con lengua embrujada de trémulas palabras, robadle el aliento, ese espíritu que vuelve al éter entre flor de dos pétalos: verdadero fruto prohibido.

“¡Risas y gemidos son música de olas tras tormentas, en el coral de mis oídos reverberan, soplo que arrasas con el polvo de mi piel!”


(Ahora tápate la boca con la red de tus venas)


¡Canta, bufanda roja, canta!
Tú que habéis probado
Manantial de dos labios
Ligera agua dulce
En mis arenas salada.

¡Contadme, hilos de sangre!
Si su alma dio vuelcos
O supo del ave
Entre costillas enjaulada
Su danza agonizante.

¡Dadme, estropajo, dadme!
Dientes para morder su cuello
Boca para zampar su sexo
Ojos para destilar su perfume:
La esencia de la ausencia.

"Ahora que lees el libro envenenado, ved al horizonte. ¿Habéis visto, acaso, que el cielo se está quemando, ¿será que viene la noche?"

(Enterrad ese cadáver que ya empieza a apestar).

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