Al querer poseer su figura ilesa
es verdad busqué de la tarde las venas
donde sólo había los postrímeros huesos
mis manos esculpieron una promesa
Su cuerpo que era de alabastro
a la imagen dio vida de cenizas
con la prerrogativa del ébano
y la docilidad del barro
Qué bella se veía desnuda
con sus brazos entrecruzados
con su cadera pronunciada
hacia uno de sus lados
Qué brillo el de su piel
de carbón compuesta
de sus senos, medias lunas
de su sexo perdido entre
sendas y largas dunas.
Mis ojos se van de viaje
entre sus llanuras
sobre sus montañas
a través del pliege imaginario
del mirador de sus entrañas.
Y cuál horror
cuál verdad encierra su rostro
si bien de ébano su color
de alabastro es su auténtico
su auténtico furor
De una cara ya sin piel
de esta negra dama
busco asilo y pudor
como quien desconoce
el limbo entre placer y dolor
Y ella me revela mi existencia
si son ustedes, mujeres, la perdición
vida en su vientre y hiel en su lengua
son todas y cada una mi muerte y mi pasión.
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