Dejos de una tierra incandescente,
fuego a la deriva.
Ya no se sabe si el horizonte
es un mar anochecido o nieve evaporándose.
El mundo era niebla.
El mundo no era más que nubes perezosas.
Bajo la luz de una lámpara,
la bruma eran rostros, espectros ahogados.
(Estas ánimas son mejor compañía que aquellos transeúntes absortos)
Yo, a ellas, les hablo
con sendas bocanadas de alquitrán.
(En realidad, ensayo para cuando me les incorpore)
***
Siempre habrá niños que no dejarán de ser hombres.
***
Si esperas el beso de la leonesa, probable es que pierdas la cara en sus fauces.
***
El hambre calla cuando el corazón devora.
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Hazte creador, construye, contempla tu obra y muere de inanición.
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Qué osadía tatuar los huesos molidos de un árbol.
***
El perro bien sabe que las olas lo invitan a jugar.
***
Son sirenas las que,
vocalizando una misma sílaba,
mueven las aguas.
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