2012-03-30
Realizando
Quienes constantemente hablan de sí y ponen de frente sus cualidades son tan inseguros como aquellos que siempre hablan de sus defectos, sin embargo, los falsos optimistas le hablan al espejo y los verdaderos pesimistas a su propio abismo. La verdad es que somos tanto espejo y abismo; el quedarse de un lado u otro equivale a tirar una moneda y dejarla ahí en el suelo con uno de sus lados mostrándose como si fuese el único. Pero ésa no es la vida sino uno de sus tantos estados. La vida dista de ser estática, la vida está siempre en movimiento, es una danza ecléctica y como tal ha de mantenerse en armonía con la música multicolores del universo, es decir, requiere un balance tan delicado para mantenerse vida. Así, pues, hará falta que musicalicemos, bailemos, pintemos, en suma realicemos. No hablo de ser realista porque serlo suele implicar ser fatalista -todo es muerte- o nihilista -todo es nada- o un positivista -todo es una máquina-, pero sobre todo no pretendo encasillar a la humanidad en un concepto porque hemos cometido desde hace mucho tiempo el error de creernos sólo sustantivos, conceptos, cuando somos verbo, somos acción y como tal somos movimiento. Para realizar, uno ha de ponerse entre el espejo y el abismo, ser el punto en donde convergen, ser el filo de la moneda que va rodando sin caerse. Está bien, caigamos cuando hayamos perdido el impulso, pero no dejemos una cara el cielo para el resto de nuestros días pero, sobre todo, recordemos que somos vida y hasta las piedras tienen música y danza en su centro. ¿Cómo es que nosotros los humanos siempre necesitamos recordar que somos parte de esta ecuación? La piedra no necesita recordar que es piedra, el árbol no necesita recordar que es árbol, las criaturas no necesitan recordar lo que son así como una persona libre e íntegra no necesita acordarse constantemente acerca de su condición ni mucho menos necesita recordárselo a los demás y, en definitiva, no necesita convencer a nada de nadie sino más bien sus actos, sus pasos, se encargan de hablar por ella y así incorporarse a la orquesta de la vida sin trastabillar, sin interrumpir el flujo del existir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario