2009-03-03

Gramma aturdida

Solía —¡qué verbo tan extraño!— incomodarme ese silencio que nos otorgábamos como dos islas paralelas cuya distancia es nada más que el mar.
Hoy me visitó un viejo camarada junto con su mujer preñada —encaramada sobre él hasta la sien—. La palabra tío —otro de mis hermanos está por engendrar— salió de su incallable pico —ella es la definición de verborrea—. ¡Cómo me parecio exquisito entonces! Comprendí, al fin, el pudor tus palabras y la virtud de tu silencio, oh Sanguínea mía, tu incomprendido silencio.

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