Es liberador no estar atado a las cadenas de un régimen social tedioso, un grupo de moda con infinitas máscaras pésimas en elaboración y encanto. ¿No creen que disfrutar por simple gusto es como sacarle el corcho a un reposado vino burbujeante? No importa que tus camaradas no aprueben que el gusto por un juego de danza no combine con la algarabía musical a la cual escuchan febriles y sin lucidez. Asevero un crecimiento como persona cuando le tocas las cuerdas al deseo puro y cristalino, aunque siempre existen algunos límites de lo que podría ser considerado buen gusto; belleza relativa al fin y al cabo.
Me dan lástima aquellos que se privan de explorar los sentidos por no dar una imagen negativa a sus burdos atavíos. Yo bailo mientras ustedes se diseccionan con la pluma de vuestra frigidez.
** Publicado originalmente el martes 22 de enero de 2008 **
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