2010-09-06

23:23

Mira, nadie está conspirando si eso es lo que te preocupa pues el hecho de que esta mañana te sentaras al borde de tu cama para ponerte los zapatos y que justo cuando te pusiste de pie el reloj marcara sin parpadear un 11:11 nada tiene de interesante. ¿No es la primera vez? Lo dices como si le pudieses atribuir tal sincronicidad al destino y es absurdo, porque, cuando aquí son las 12:12, en Cucamonga ya son las 02:27 así como tu reloj de bolsillo en este momento te dice que son las 23:21 y tus párpados te dicen que son pasadas las 22:30. Que ya debas dormir seis horas (cuantas letras tiene su nombre) para poder resistir una jornada de diecisiete (cuantos años tiene su pecho) nada le dice a las piedras ni al agua. No hay tiempo, sólo hay granos de arena, sólo hay la medida de las cosas que ya ni siquiera somos, sólo hay transitar de destellos, variaciones de luces, instantes de sombras, sólo hay polvo y viento, herida y fuente, mar y desierto...

Que sean las 11:23 y once sean las letras de tu nombre y veintitrés tus años lo único que dicen es que estás otra vez jugando con tu mortalidad. Tampoco que sean las 00:00 significa que el mundo se haya restablecido

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