Te pediré que jamás lo menciones si no estás dispuesta a decírmelo porque me veré en la penosa necesidad de indagar. No calles, dímelo, porque la curiosidad me mata y puedo llegar a ser muy buen gato. Y es que aunque digas con una mueca absorta que no tiene importancia, sé bien que lo trivial puede ser muy importante cuando viene de ciertos labios. Sólo quiero la intoxicación, dices sin más, pero hay a la mar una plétora de vilezas. Menciona tu veneno, despacio, y recorré gustoso las venas.
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